La Real Academia Española (RAE) rectificó y devolvió el acento a la palabra “sólo” que se había escrito sin tilde por 13 años.
Los expertos de dicha institución se reunieron para discutir y determinar el futuro de la palabra que funciona como adverbio y pronombre.
La regla ortográfica señalaba que el uso de la tilde en el adverbio quedaba “a juicio del o la que escribe” para evitar ambigüedades.
La norma fue aprobada por las 22 Academias de la Lengua Española en 2010 en Guadalajara (México). En el apartado de “Ortografía de la Lengua Española” publicada ese mismo año.
Mencionaron que “en el caso del adverbio sólo es obligatorio escribirlo sin tilde en contextos en los que su empleo no entrañe riesgo de ambigüedad” y será optativo.
Académicos y escritores como Arturo Pérez-Reverte, Antonio Muñoz Molina, Luis Mateo Díez, Soledad Puértolas, Carmen Iglesias, Mario Vargas Llosa o José María Merino se proclamaron contra la prohibición del acento en el adverbio.
Sin embargo, de manera oficial, la RAE estableció que ahora “sólo” llevará acento y se publicará en el Diccionario Panhispánico de Dudas (DPD). De acuerdo con medios internacionales, la norma no se modifica, sino que la hace más clara.
De esta manera, se pone fin a uno de los criterios más polémicos en la historia reciente de la RAE. A esto se suma la posibilidad de poder escribir con tilde los demostrativos éste, ése y aquél. Bajo la misma regla que “sólo”.
Es decir, escribirlos sin tilde cuando no exista riesgo de ambigüedad y quede a consideración del o la que escribe.
La considerada tilde diacrítica, como en este caso, se emplea para distinguir las entonaciones en las palabras. Frecuentemente en las monosílabas, como “sólo” y las que se escriben igual pero tienen significados diferentes, de ahí su importancia.