De cada diez casas por calle que encontraban los rescatistas poblanos de la Cruz Roja que viajaron a Turquía, ocho estaban colapsadas. Las otras dos, ya eran inservibles. Siempre tuvieron la esperanza de encontrar a la mayoría de personas con vida, pero el escenario al que se enfrentaron fue peor de lo que imaginaron.
Hoy, la Delegación Estatal de la Cruz Roja Mexicana en Puebla reconoció la heroica labor que hicieron los voluntarios Anneth López, Daniel Hernández, Miguel Ángel Martínez, Alberto Piña y, claro, los protagonistas de esta historia: “July” y “Rex”, los dos perritos rescatistas.
En la terraza del Hotel LOA Inn y con todos los reflectores, los cuatro rescatistas poblanos contaron solo una parte de su experiencia en Turquía: “estando allá supe que para eso me había preparado toda mi vida”, dijo con orgullo Alberto Piña, quien además de ser voluntario es veterinario.
Rescatistas poblanos narran su experiencia en Turquía
Anneth es la manejadora de “July” y fue ella la que dijo que siempre tuvo la esperanza de encontrar a personas vivas. Desafortunadamente pasó todo lo contrario. Los perritos rescatistas fueron clave en las labores de identificación. Luego, el equipo de extracción y penetración hizo lo suyo.
Para Miguel Ángel, el desafió no fue solo físico, sino también emocional. Cuenta que los sobrevivientes dormían y esperaban afuera de las estructuras colapsadas el rescate de sus seres queridos. Sabían que estaban atrapados y no se movían hasta recuperar los cuerpos.
El rescatista sufrió las pérdidas como si se tratara de un familiar o conocido. El dolor era inevitable, aunque en las calles también se encontraron a muchos niños inocentes que sonreían y jugaban sin la más mínima idea de lo que estaba viviendo su país.
Alberto narró que la Cruz Roja Mexicana viajó con cinco voluntarias. A él y al equipo les preocupaba que por cuestiones de cultura y religión vieran mal a sus compañeras y no reconocieran su trabajo. Aunque al principio los hombres las veían “raro”, terminaron mostrando absoluto respeto y agradecimiento.
Ni la tecnología superó el trabajo de los binomios caninos
Él es veterinario, así que en ocasiones se dedicó a cuidar a los perritos rescatistas, quienes los últimos días ya estaban muy cansados y fatigados.
No es maltrato animal, créanme que los cuidamos más que a nosotros mismo”, aclaró.
Dijo que recién llegaron un binomio canino de la Marina se hirió una patita; de inmediato supieron que no sería un trabajo nada fácil. De hecho, al final, ya no le permitió a “Rex” seguir con la búsqueda. Por salud era mejor que descansara.
Daniel es el manejador de “Rex”. Narró que al inició fue muy difícil saber dónde buscar y a cuántas personas por cuestiones de idioma, después aprendieron unas cuántas palabras. La de Turquía se encariñó tanto con los perritos que ya hasta los reconocían y llamaban por su nombre: “siempre mostraron gratitud”.
Otro factor fue el clima. Las condiciones climatológicas complicaron más las labores de búsqueda y rescate. En una tienda dormían cinco personas con seis cobijas. Los manejadores siempre estuvieron abrazando a sus ejemplares.
A pesar de la situación que estaban viviendo, los habitantes de Turquía no dudaron en darles agua y comida pese a que todo esto ya está considerado en su viaje. Esto los hizo reflexionar mucho, pues ellos fueron para ayudar, pero la gente también los cuidó.
Ni toda la tecnología ni todas las cámaras superan el trabajo que hicieron los binomios caninos. Cuentan que Polonia solicitó apoyo de más ejemplares porque los que viajaron a Turquía no fueron suficientes.
Su mayo satisfacción fue recibir tanto apoyo, cariño y agradecimiento de un pueblo que lo perdió todo.
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