La presa de Valsequillo formalmente llamada Manuel Ávila Camacho está al 26% de su capacidad. El nivel del agua comenzó a descender desde el 20 de junio y con el paso de los días ha caído hasta un 62%.
Así consta en el monitoreo realizado por la Comisión Nacional del Agua (Conagua), el cual especificó que la capacidad de la presa de Valsequillo es de 300.65 hectómetros cúbicos (hm3). Sin embargo, al corte del 25 de julio el nivel bajó a 78.35 hm3.
Dicha presa, es el cuerpo de agua más grande de Puebla y se localiza al sur de la capital del estado. Fue construido para beneficiar con riego, aunque este se ha restringido debido al alto grado de contaminación que posee actualmente.
De acuerdo con la Conagua, entre enero y las primeras tres semanas de junio el nivel de la
presa se mantuvo por arriba de los 200 hm3.
La sequía comenzó a reflejarse el 20 de junio, cuando bajó a 216 hm3, pues en las semanas anteriores el nivel estaba por arriba de 217. El 21 de junio, pasó a 214 hm3; el 22 de junio a 212 hm3; el 23 de junio a 210 hm3 y así de manera progresiva comenzó a registrarse el descenso.
A partir del 27 de junio el nivel del agua cayó de los 200, pues la Conagua reportó que estaba solo a 193 hm3. Para el 20 de julio, bajó hasta 99 hm3; el día 21, descendió a 94 hm3; el 22, 23 y 24 de junio se mantuvo en 90 y para el día 25, decreció a 78.5 hm3.
La presa de Valsequillo es fundamental por ser un área de reproducción
Preservar la presa de Valsequillo es fundamental, porque es un área de reproducción, alimentación y resguardo para la flora y fauna amenazadas. Además, es una zona que tiene un alto grado de especies endémicas y un punto vital en la ruta de aves migratorias, de acuerdo con biólogo de la BUAP, Francisco Jiménez Moreno.
En el pasado, con dicho cuerpo de agua se aprovechaban los escurrimientos de los ríos Atoyac, Zahuapan y Alseseca para propósitos de riego. Incluso se realizaban deportes acuáticos y se practicaba la pesca para fines comerciales y de autoconsumo.
No obstante, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) reveló que las descargas industriales y municipales de los estados de Tlaxcala y Puebla han afectado la calidad del agua.
Lo anterior, provocó la pérdida de la pesca y del hábitat de organismos acuáticos. Así como la proliferación de malezas acuáticas y hasta del turismo.
Con el objetivo de eliminar la contaminación de la presa de Valsequillo, en 2018 el entonces alcalde de Puebla, Antonio Gali Fayad adquirió tres barcos saneadores. Su costo en conjunto fue de 209 millones 744 mil 227 pesos.
Estos fueron colocados en distintas zonas de la presa y su función era remover el lirio maduro e inyectar oxígeno y ozono. Pero, no se cumplió el objetivo de que el agua sirviera para los cultivos y actividades recreativas, pues la contaminación llegó hasta 700% por arriba de la norma permitida para el uso de riego.
Desde el inicio del gobierno de Miguel Barbosa Huerta en 2019, la Secretaría de Medio Ambiente, Desarrollo Sustentable y Ordenamiento Territorial (Smadsot) inició una auditoría contra el funcionamiento de los barcos.
Aunque fue hasta este 2022, que el mandatario Miguel Barbosa dijo que se analizaría su venta o cambio de lugar.
El 29 de marzo, la titular de la Smadsot, Beatriz Manrique Guevara confirmó su traslado a otros cuerpos de agua, bajo el argumento de que sí funcionan, pero no en Valsequillo por las dimensiones de la presa.
El pasado 22 de junio, la secretaria indicó que está por definir el movimiento de los barcos a la laguna de Chignahuapan. Posteriormente, el alcalde Lorenzo Rivera Nava declaró que especialistas técnicos realizaron un recorrido en la zona para valorar el primer y segundo vaso de la laguna.