¿Por qué huyo de lo que siento? Hacerlo implica lidiar con la incomodidad y la vulnerabilidad porque el cuerpo quiere decirnos cosas que, si no se escuchan, pueden producirnos enfermedades.
En el programa Café del Mediodía de Ambas Manos, la psicóloga Marcela Orantes de Plenia explicó que se puede evadir de diferentes formas.
Una es cuando no podemos ni ponerle nombre a lo que estamos sintiendo porque no tenemos contacto con eso y puede desencadenar en ansiedad.
Aunque hay algo que nos dice “hey, voltea”, muchas veces, la agenda ocupada o ir postergando las cosas no nos permite darnos el tiempo.
Otra forma es que, por ejemplo, cuando estamos en procesos de duelo, decimos “no pasa nada”; no hay llanto ni molestia y parecemos herméticos.
Sin embargo, lo que realmente pasa es que no estamos socialmente educados a lidiar con la incomodidad.
Y es que se trata de algo muy aprendido desde niños, como la típica frase “no llores”. También, cuando vemos a alguien más llorar, pero no sabemos qué hacer o qué decirle.
Es porque ni uno sabe qué hacer. Te incomoda tu incomodidad y lo que le pasa al otro. A los adultos nos pasa, decimos: no llores. Es mejor decir: llora, desahógate, una lloradita y a seguirle”.
Además, evadir los sentimientos puede causar depresión —que puede ser tristeza o enojo— que, al final, es suprimir emociones.
Sin embargo, hacerlo puede dañar al cuerpo de manera física ya que este tiene que hacerse escuchar. Por ello, da colitis, alopecia, tipos de urticaria, enfermedades en la garganta o migrañas.
Si no te tomas el tiempo para escucharlo, se va a hacer escuchado”.
Y es que persiste el miedo a la vulnerabilidad, la cual, contrario a lo que muchos pueden pensar, es importante para crear vínculos y entender que somos matices.
¿Por qué huyo de lo que siento? Las emociones se gestionan
En este punto, la experta resaltó que es muy importante entender que las emociones no las controlamos, sino que las gestionamos.
Las emociones tienen que aparecen cuando deban de, porque vienen a informarnos cosas. Vienen a informarnos límites que hemos sobrepasado, lo que nos duele, lo que no nos gusta, pero si no escucho, cómo le pongo nombre a la emoción”.
Pero, ¿cómo se deja de huir? La respuesta es simple: estando presente y aceptar el miedo a sentir porque nadie se ha muerto por hacerlo.
Dejarnos sentir es una muestra de amor propio, una muestra de autocuidado. En nuestra vida vamos a pasar el mayor tiempo con nosotros mismos, aunque tengamos parejas toda la vida, pero la mayor parte de nuestra vida estamos solos, la relación más cercana tiene que ser de nosotros mismos.”.
Por ello, hizo hincapié en que ir a terapia es importante como acompañamiento y tener un espacio donde sentirte vulnerable. Ese es el primer paso para decir: no pasa nada.
Una opción que puedes utilizar es la respiración, la cual se usa para traerte al presente, porque es lo único constante.
Para finalizar, Marcela Orantes resaltó que el precio que hay que pagar por sentir la incomodidad no lo vale.
Es muy común y te quedas en relaciones tóxicas porque no quieres atravesar la incomodidad de sentirte sola”.