Marisol Calva

Marisol Calva

📢Feminista 💜 en lucha por nuestro derecho a decidir 💚 #SeráLey

La pedagogía de la violencia contra las mujeres

Con el alza de las violencia contra las mujeres en el país, la percepción de inseguridad que vivimos ha aumentado.

La encuesta de seguridad pública urbana del INEGI reveló que más del 70% de las mujeres se sienten inseguras en el país.

Casos como el de Ariadna López o  Lidia Gabriela, víctimas de violencia feminicida, una en el transporte público y otra (al parecer) en el departamento de sus propios amigos, nos dejan un mensaje: el de que las mujeres no estamos seguras en ningún lado, ni en el taxi, ni en la casa, ni en la escuela, ni con “los amigos”, ni en la calle, ni en nuestras propias casas, porque en cualquiera de estos lugares hay agresores, y sobre todo un sistema que los mantiene impunes.

Los 11 feminicidios diarios, más las estadísticas alarmantes y crecientes de delitos sexuales y desapariciones contra mujeres y niñas nos repiten todos los días que todas vivimos bajo riesgo de ser víctimas de violencia, por el simple hecho de ser mujeres, unas más que otras, porque los factores, sociales, económicos, de raza y clase también son factores para ser todavía más vulnerables a sufrir algún tipo de violencia.

Sin embargo, el incremento de violencias contra las mujeres y las niñas en todo el territorio nacional tiene un efecto. Rita Segato lo llama “la pedagogía de la crueldad” y tiene que ver con el mensaje que los actos violentos dan a los sujetos victimizados, es decir la violencia como una pedagogía que busca enseñar a las mujeres cuál es “su lugar” en un sistema patriarcal.

Y esto quizá sin darnos cuenta nos ha ido “educando” desde una pedagogía de crueldad que expertos en psicología comparan incluso con secuelas de estrés post traumático, por ejemplo, el tener miedo de salir solas en la noche, el miedo a abordar un taxi, un uber, etc, el miedo a que nos pongan alguna sustancia en nuestras bebidas, el miedo a caminar en una calle solitaria, el miedo a viajar solas, etcétera, etcétera.

La violencia es el mecanismo de control y disciplinamiento del patriarcado, la violencia contra las mujeres es la forma en la que se les “disciplina” y se les enseña su lugar en la sociedad. Y en esta pedagogía de crueldad no hablamos solamente de los feminicidas que como hijos sanos del patriarcado matan a mujeres y niñas por poder o por no poder ejercer control sobre ellas y sus cuerpos, sino también de una sociedad machista que culpa a la víctima de la violencia que sufre.

El famoso “ella se lo buscó”. “ por qué iba vestida así”, “para que toma alcohol”, “para qué sale tan tarde y sola”; reforzando así el mensaje de violencia, el de que si una mujer transgrede lo “correcto y aceptable” dictado por la sociedad patriarcal, le va a pasar algo malo, como ser víctima de una violación o un femincidio, y que en caso de que algo así ocurra, la única culpable será la víctima.

Esta pedagogía de la violencia ha modificado nuestros hábitos, como no salir de noche, mandar nuestra ubicación durante un viaje en transporte público, estar en un constante estado de alerta y sentirnos acechadas mientras estamos en la calle, el transporte público o en cualquier espacio.

Y aunque muchas de las medidas que tomamos son para nuestra seguridad y para prevenir ser víctimas de cualquier tipo de violencia, lo cierto es que no tendríamos por qué hacerlo, si el Estado hiciera su trabajo, si hubiera políticas públicas y gubernamentales para prevenir las violencias, si las Fiscalías no revictimizaran y actuaran con perspectiva de género, si por cada feminicidio, hubiera un feminicida en la cárcel, pero la impunidad en México es de más de un 90% de acuerdo a datos de Mexicanos contra la corrupción.

Mientras siga habiendo impunidad, mientras se siga matando mujeres sin consecuencias, la pedagogía de la crueldad seguirá funcionando en detrimento del derecho de las mujeres y las niñas a vivir una vida libre de violencia.

Marisol Calva

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