Al corte de las 20:00 horas de este 10 de noviembre con el 69% de las casillas computadas, Jorge Romero ya se proclamó como el nuevo líder nacional del PAN.
Sí, ganó Jorge Romeo, pero ¿también gana Eduardo Rivera?
En Puebla la planilla de Romero arrasó con el apoyo de los yunquistas y otros perfiles que se sumaron a su propuesta como la diputada federal Genoveva Huerta y el exlegislador, Mario Riestra.
Hay que decir que la votación estuvo llena de protestas, pero por cómo se llevará a cabo la renovación del partido en Puebla. Y es que, a diferencia del nacional, en la entidad la dirigencia será electa por Consejo.
Así, el diputado local Rafael Micalco llegó a votar con su pancarta en mano en la que reclamaba la discrepancia de métodos.
Mónica Rodríguez también aprovechó la presencia de la prensa para el reclamo. Varios panistas, dicen, solo están a la espera de que salga la convocatoria para impugnarla.
Me dicen que no tendrán éxito, pues el CEN está de acuerdo con la decisión de Puebla.
La pregunta ahora es qué tanto beneficia la llegada de Romero a Eduardo Rivera. Yo diría que mucho y de muchas formas.
Primero hay que decir que demostró su nivel de operación este domingo en las urnas. Lo hicieron con la votación que logra Romero por sobre Adriana Dávila, quien sí defendía abiertamente el método de consulta a la base para la entidad.
Segundo porque ya es parte del CEN y es en su cúpula donde se toman las decisiones políticas sobre los estados.
Es inevitable pensar que Rivera no rendirá injerencia sobre Puebla.
Tercero porque varios panistas, para quedar bien a nivel nacional, lo harán a través de Rivera. No creo que le juguemos las contras.
Hoy, el triunfo de Romero le da a Lalo Rivera el empujón que necesita para los votos del consejo que le faltan.
Todo parece indicar que el próximo 15 de diciembre, la dirigencia en Puebla será Lalista.