El morenista Nacho Mier y sus afines han comenzado a mover el falso discurso de que él fue “un gran factor de triunfo en la elección en Puebla” y hasta divagan con que estará en la punga por la “presidencia del Senado”.
Argumentan la cantidad de votos que obtuvo en la contienda electoral. Votos que no son suyos.
Veamos.
De acuerdo con el Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP), en Puebla Claudia Sheinbaum obtuvo 2 millones 61 mil 94 votos. Por efecto cascada, el Senado, con Nacho Mier obtiene 1 millón 899 mil votos; las diputaciones federales obtuvieron 1 millón 836 mil.
Luego, el candidato a gobernador, Alejandro Armenta logró 1 millón 578 mil votos por la gubernatura.
Así funciona el efecto cascada de la presidencia a la gubernatura en el estado.
Ahora, en todo caso, Nacho Mier compitió en fórmula, con su compañera al Senado, Liz Sánchez, quien además es la presidenta del PT en el estado. Sería anular su trabajo decir que Mier logró esos votos por él mismo.
Mier, y el grupo político que aún queda a su alrededor, parecen no haber aprendido nada del revés que les propinó haber perdido la contienda interna de Morena por la candidatura al gobierno.
Después de la elección, en todas las mesas se comentó que Mier perdió por su soberbia, la misma que vemos aflorar hoy con la mala presunción de su triunfo.
Pero hay algo más que el hoy senador electo tendrá que afrontar en Puebla y es la traición que se le acusa haber cometido en contra del hoy gobernador electo, Alejandro Armenta.
Primero porque fue evidente su campaña de brazos caídos y su apatía por asistir a los eventos. Solo se le veía asomarse cuando venía Claudia Sheinbaum. Bueno, no fue ni a la rueda de prensa ni a la celebración del triunfo de Armenta.
Y segunda porque fue evidente la presencia de sus operadores con los panistas Eduardo Rivera Pérez y Mario Riestra Piña.
La más evidente fue la de Geudiel Jiménez, cercanísimo a Mier, quien el 27 de mayo reveló que ya trabajaba para los panistas.
Otra es Gemma Gracián, quien también pertenecía al grupo de Mier y se fue con Rivera.
También hay registro de cómo Mier intentó reventar la contienda interna de selección de candidatos y de que sus contendientes internos operaron para otros partidos.
En resumen, todos los Morenistas, de todos los niveles saben que Mier hizo campaña de brazos caídos y traicionó, de puro coraje a su primo Alejandro Armenta Mier.