El PAN tendrá que analizar en los siguientes comicios la pertinencia de seguir aliado con un cadáver político como el PRI.
Una vez concluya la elección del 2 de junio, será momento de evaluar de ir solo o con otras fuerzas partidistas distintas al priismo.
Al menos ese planteamiento debe realizar los dirigentes y líder de Acción Nacional en suelo poblano.
La alianza “Mejor Rumbo para Puebla” tendría que estar unida donde los candidatos emanados del tricolor y del panismo, vayan juntos. La realidad es diferente.
Solamente en el caso de Eduardo Rivera Pérez, candidato a gobernador, se pueden observar algunas estrategias de acompañamiento del PRI.
Sin embargo, son esporádicas y sea dan esencialmente en la zona de la sierra norte y la mixteca.
Esto obedece porque ya no es partido político hegemónico de hace 14 años.
Su estructura está débil, sin militancia en proceso de crecimiento. Igual pasa con sus liderazgos. O renunciaron al PRI para irse a Morena o mejor dejaron de participar activamente.
Lo malo, es que las gestiones erróneas del pasado de gobiernos del tricolor son recordados por los morenistas.
No es algo que se pueda olvidar fácilmente.
De ahí que en esta campaña la estrategia de Morena tenga un elemento que está explotando al máximo de capacidad.
Ya no se menciona al candidato o candidata “aliancista” o del bloque opositor.
Ahora es mencionar al contendiente del PRI aunque provengan de otra fuerza partidista como el PAN.
Ahí están los ejemplos de Xóchitl Gálvez y Eduardo Rivera Pérez.
Ambos con trayectoria en las filas panistas, son señalados como priistas sin que lo sean.
Lo malo, es que no pueden negarlo o tratar de deslindarse.
En el caso de Puebla, el PAN necesita evaluar a fondo se le conviene seguir en esta alianza.
Todo parece indicar que tiene más negativos que positivos que Acción Nacional pacte electoralmente con el PRI.
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@Marcomironc