Movimiento Ciudadano está en crisis en Puebla, sin que exista la posibilidad de generar competencia a los partidos políticos encabezados por Morena y el PAN.
A nadie debe sorprender que sea una fuerza partidista sin identidad en los 217 municipios. La falta de liderazgos lo sentencia desde ahora a tener un papel marginal en los comicios del 2 de junio.
Aunque tal vez logre mantener su registro local, no restará votos a la 4T y la oposición.
Los focos rojos en Movimiento Ciudadano son evidentes para este proceso electoral, producto de la mafia que está dirigiendo a esta fuerza política.
Mientras en el norte del país como Nuevo León o Jalisco, sí destaca como fortaleza política, en Puebla está peor que el PRD. Y eso ya es decir mucho.
El sustento de la crisis del llamado “partido naranja”, tiene relación con las recientes encuestas difundidas.
Insisto que no debe sorprender que sus porcentajes de votación apenas si lleguen al uno por ciento, pues carece de identidad y liderazgos.
Y eso se debe a la pésima gestión de Fernando Morales, hijo del exgobernador priista Melquiades Morales, candidato a gobernador. Este personaje maneja Movimiento Ciudadano para su beneficio y de sus amigos.
A escasos días de iniciar las campañas electorales, 31 de marzo, no se percibe que pueda competir o hacerle “sombra” a Morena o el PAN.
Fernando Morales y el resto de los candidatos “naranjas” son casi desconocidos, sin generar confianza o simpatías con el grueso de la población.
Una actuación desastrosa en el actual proceso electoral se espera de Movimiento Ciudadano.
Aun así, no debe sorprender si Fernando Morales, lejos de proponer propuestas y penetrar la marca “MC”, se dedique a descalificar al panista Eduardo Rivera.
Finalmente, Fernando Morales representa al viejo PRI aunque no lo quiera reconocer.
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@Marcomironc