Darío H.G. la expareja sentimental Wendy Hellen Sandón Herrera, fue vinculado a proceso, pero solo por el delito de desaparición cometida por particulares agravada.
La víctima de 33 años y de nacionalidad peruana, desapareció el pasado 16 de diciembre en Cuautlancingo, Puebla. Siete días después fue localizada sin vida en unos terrenos de cultivo del municipio de Apizaco, en el estado vecino de Tlaxcala.
El hombre deberá permanece en prisión preventiva oficiosa hasta que concluya la investigación complementaria. Sin embargo, la familia de la víctima espera que la Fiscalía General del Estado de Puebla (FGE) le impute el delito de feminicidio.
La única información que ha proporcionado la autoridad investigadora al respecto, es que cámaras de videovigilancia captaron a Darío N. sacando a Wendy de su domicilio a bordo de una camioneta, propiedad de la víctima.
La joven peruana era madre de tres niños pequeños; Darío N. era padre de uno de ellos. Además, fue una mujer emprendedora, dueña de varias boutiques y salones en el estado de Puebla.
Radicó en el municipio de Zacatlán donde trabajó como asistente del exdiputado local Carlos González de la Calleja. Después, se mudó a Chignahuapan donde recientemente había inaugurado una estética.
Tras su paso por la Sierra Norte, llegó a la ciudad de Puebla. Antes de desaparecer inauguró su cuarto salón de belleza, por lo que sus amigos y familiares la conocían como una mujer trabajadora, visionaria y buena persona.
Darío la mató porque no aceptó su separación: hermana de Wendy
En entrevista con La República de Perú, la hermana de Wendy reveló que ella y Darío se separaron hace tres meses, pero él “no aguantó la separación y empezó a planear su feminicidio”.
Darío podía ingresar a su vivienda para ver a su hija; ahí mismo la habría asesinado y descuartizado.
Solamente se han encontrado partes de ella, por eso todavía no podemos obtener el acta de defunción (…) en la mano izquierda solo tiene el dedo pulgar, no tiene ningún dedo índice; está mutilada, le quitó todas las huellas posibles para poderla reconocer. Los tatuajes han sido arrancados”.
La familia recibió apoyo del consulado, de la gobernadora de Tlaxcala y dijo confiar en el trabajo de la Fiscalía de Puebla.
