El restaurante Grand Central de Puebla, ubicado en la zona de Angelópolis, fue acusado de haber ocultado la muerte de un mesero que se asfixió mientras trabajaba. Esto ocurrió el pasado 14 de febrero y la familia, asegura, que no supo dónde estuvo el cuerpo durante las más de tres horas que tardaron en notificarle.
Nunca cerraron el establecimiento; al contrario, el servicio siguió cómo si nada hubiera ocurrido. Declararon a este medio.
Sin embargo, el restaurante ha presentado otra versión. Rechazaron que el hombre haya fallecido por asfixia, dijeron que se trató de un infarto fulminante. Omar llevaba apenas tres días de trabajo y estaba en periodo de prueba.
El caso llegó a Ambas Manos primero, para evidenciar el actuar de todos los involucrados y, segundo, para exigir una indemnización. El representante legal de Grand Central se comprometió a cubrir los gastos funerarios. De acuerdo con la familia ya no pagaron la cremación.
Omar Morales Pérez, de 37 años y padre de tres menores y no tenía pensión.
El 14 de febrero de 2023, en pleno Día del Amor y la Amistad, Omar murió. En un video proporcionado a este medio se observa que los hechos se suscitaron alrededor de las 17:30 horas.
Cuando sintió que ya no podía respirar, pidió ayuda a un compañero que en las imágenes aparece con vestimenta negra. Sin embargo, este no supo cómo reaccionar y solo lo cargó. Otras dos personas, entre ellas el capitán de meseros, intentan ayudar, pero al ver que no respondía deciden sacarlo.
En ese momento, Omar se desvaneció. De inmediato corren más personas, pero ya no se sabe qué ocurrió después.
Sin embargo, los documentos mostrados por el restaurante, a Ambas Manos, señalan que realmente murió de un infarto.
Restaurante Grand Central de Puebla y el paso de las horas después de la tragedia
Hasta las 20:40 horas. Es decir, tres horas después, un agente de la Fiscalía General del Estado de Puebla (FGE) que se identificó como Javier Hereida se comunicó con los familiares de Omar. Sólo para darles la noticia e indicarles que se trasladaran directamente a la funeraria, porque el cuerpo ya estaba allá.
Fue hasta las 21:49 horas cuando la familia de Omar supo dónde estaba el cuerpo: en Cholula Servicios Funerarios, ubicada en el barrio de Santiago Mixquitla, en San Pedro Cholula. Ahí y hasta entonces, pudieron corroborar que se trataba de Omar.
El cuerpo se veló en velatorios Robles. Ahí, Erick Cuatepotzo Varela, quien se identificó como el representante legal del restaurante, se comprometió a cubrir los servicios funerarios. Para no abusar del apoyo, la familia de Omar decidió incinerarlo e incluso escogió una urna de bajo costo; el ataúd para velarlo fue prestado.
Horas antes de la cremación, la familia de Omar se enteró que el restaurante no pagó. Al localizar al abogado, dijo que no podían pagar la cremación y que después regresaba la llamada porque estaba ocupado. Ya nunca más respondió.
Juan, el señor de la funeraria, explicó a la familia que eran 15 mil pesos de la cremación más 3 mil de la urna, pero les podía descontar 5 mil. Sin embargo, por una extraña razón, pidió que no le comentaran nada a su jefe, porque el “arreglo” era con él.