“Las llamas eran intensas, el humo totalmente oscuro (…) Tenía miedo, miedo fue lo que me marcó porque llegó un momento en el que yo estaba conectando una línea, estaba en medio de la calle y todo se oscureció”. Esta es la historia de Viridiana Cielo, mujer que conforma el cuerpo de Bomberos de San Andrés Cholula.
Sentada en el asiento del copiloto de la unidad de rescate que funge como locación, la mujer de apenas 25 años trata de distraer la vista en sus manos, que juegan con un termo que abre y cierra con nerviosismo.
No le gustan las entrevistas, pero le aseguro que conforme avancen las preguntas se sentirá más cómoda. Ella acepta con timidez.
Para Viridiana, el amor, la valentía y la convicción de mujer, fueron las claves para unirse al cuerpo de bomberos en 2018.
Cuenta que fue un amigo quien la invitó a participar como voluntaria. El anecdotario y las experiencias de los que ya pertenecían a él la lleno de expectativas y le cimbró un deseo desde entonces: dedicar su vida a ayudar a la gente.
Para lograrlo, tuvo que prepararse durante dos años y obtener una certificación como técnico en urgencias médicas. Posteriormente, recibió una capacitación exhaustiva que le permitiría unirse al cuerpo de bomberos perteneciente a la dirección de Protección Civil de San Andrés Cholula.
En el inmueble, ubicado entre las calles 2 y 4 oriente del Centro Histórico del municipio, trabajan 16 hombres y 5 mujeres, entre los que se reparten las labores para atender los servicios de emergencia.
Ahí, Viridiana trabaja en un turno de 24 por 24 horas, junto a colegas que le dan un trato igualitario.
Empiezas a tomarle amor, amor a lo que ellos hacen (…) El amor por ayudar, por sentirme fuerte, valiente de hacerlo también, ¿por qué no?”.
El 9 de mayo próximo, en la víspera del Día de las Madres, cumplirá 6 años de servicio. Quiere que su hija de dos años, Paula, se sienta orgullosa de ella cuando lea este reportaje.
Las llamas eran intensas, el humo totalmente oscuro: ¡Tenía miedo!
Las llamas eran intensas, el humo totalmente oscuro (…) Tenía miedo, miedo fue lo que me marco porque llego un momento en el que yo estaba conectando una línea, estaba en medio de la calle y todo se oscureció”
En 2019, a un año de iniciar su travesía como paramédico bombero, Viridiana acudió al llamado de emergencia para sofocar un incendio que consumía una fábrica de aceite en el kilómetro 8 de la carretera federal a Atlixco.
Recuerda que subió a la unidad de rescate y partieron a la ubicación del siniestro. Había tensión entre sus compañeros porque en las comunicaciones no dejaban de hacerse las mismas preguntas.
¿Dónde están, compañeros? ¿Dónde están? ¿Qué está pasando en su municipio?
Ese día, al llegar al lugar, le asignaron conectar una línea –tramos de manguera conectados, utilizados para transportar agua al área del incendio- y mantener el chorro sobre un tanque para evitar que estallara.
Me dijeron mantente aquí, te quedas a enfriar la zona. La verdad es que iniciaba en este tema, entonces estaba con todo el miedo”.
Las columnas de humo se elevaban varios metros de altura. Protección Civil desalojaba a los pobladores de la zona, mientras el cuerpo de bomberos combatía las llamas para evitar una explosión.
Esa fue la primera vez que tuvo esa sensación. Pensó que no regresaría a casa, pues había un riesgo potencial de que el lugar estallara. Ella y sus compañeros estaban cada vez más cerca de las llamas.
Sin embargo, el miedo no es una opción cuando hay que enfrentarse al fuego.
“Me llené de valentía, dejas todos los miedos atrás y lo haces, lo haces porque también tus compañeros están y los puedes poner en riesgo si tú fallas”.
Viridiana Cielo, la mujer detrás del uniforme que conforma el cuerpo de bomberos
Mientras se monta el uniforme de bombero hay un sol que se acerca al medio día, cuando el rayo pega a plenitud e intensifica la sensación térmica a la intemperie.
Me cuenta, mientras completa la indumentaria, que el peso aproximado que lleva consigo alcanza los 20 kilos, incluyendo el casco y tanque de oxígeno.
Pensar en las condiciones que prevalecen en un siniestro, con todo lo que implica la protección que debe portar para realizar su labor, replantea cualquier idea que pudiéramos tener acerca de los bomberos.
Pero, a pesar de los riesgos que implican, Viridiana está orgullosa de lo que hace. Es madre de una niña de dos años. Su principal inspiración y motor de vida.
Me desarrollo y crezco cada día con ella, la amo, ha sido mi motivo desde su llegada (…) De seguir creciendo, de fortalecerme como mujer, de enseñarle y decirle que ella es amor, es todo”
Su pareja ya no está con ella, pero mantienen una responsabilidad compartida y le apoya con el cuidado de la menor.
Cuando termina su turno en el cuerpo de bomberos, la mujer detrás del uniforme canaliza toda su atención en el cuidado de su hija.
Viridiana representa la reivindicación del papel de la mujer frente a la sociedad, como muchas otras que lo hacen desde su trinchera.