El alcalde Eduardo Rivera Pérez dio a conocer que las poco más de 20 casetas de periódicos que quitarán del Centro Histórico serán reubicadas en otras partes de la capital a fin de que no pierdan su trabajo.
En entrevista, explicó que este tema ya lo tiene en análisis la Gerencia del ayuntamiento de Puebla y la Secretaría de Gobernación Municipal (Segom), que dialogará con los inconformes de este tema.
Añadió que una de las alternativas que se les ofreció es reubicarlos en casetas hechas de acero inoxidable que no obstruyen el paso peatonal, en donde podrían continúan con sus actividades comerciales.
Además, el edil apuntó que hay reporte de algunas casetas del Centro Histórico que están en pésimas condiciones, algunas que están repletas de basura o que tienen otros artículos como garrafones en el techo.
Aseveró que esta situación genera mala imagen a las calles de Puebla, además de que representa un riesgo sanitario para los poblanos que transitan cercar de las zonas donde están las casetas.
La indicación es de reubicación y utilizar las casetas que se encuentran de lámina de acero, las que nosotros vemos en pésimas condiciones y algunas son bodegas hasta de basura”, dijo.
Rivera Pérez puntualizó que todos aquellos voceros inconformes pueden acudir a la Secretaría de Gobernación (Segom) para dialogar sobre su reubicación, para que no pierdan las décadas que llevan trabajando.
Agregó que no tiene el informe oficial sobre si son 20 o 30 castas que van a comenzar a retirar de las calles de Puebla, principalmente por obstruir el paso o están en el completo abandono.
Le daré la indicación puntual con el secretario de Gobernación para precisión de las mismas, les diremos si son 20 o 30 pero esta condición es para mantener el trabajo de esas personas”, manifestó.
La semana pasada, voceros de manifestaron en contra del proyecto de la administración capitalino para retirar estas estructuras, pues acusan que es una imposición por su parte.
Rivera Pérez señaló que esta acción forma parte de la regulación que quieren hacer en el Centro Histórico de Puebla para evitar que dañe la imagen urbana y no se vuelvan “bocas de lobo” usadas por la delincuencia.