Nunca más un niño volverá a bajar de la torre de la iglesia de Huatlatlauca, informó la Arquidiócesis de Puebla.
Tras darse a conocer el caso a través de Ambas Manos, las autoridades eclesiásticas lanzaron un comunicado en Twitter. En el que prohibieron que se realice la peligrosa tradición en la comunidad de la Mixteca poblana.
Reconocieron que la tradición del descenso del Ángel se realiza desde hace varias décadas como parte de las celebraciones por el Día de Reyes. Desde el 5 de enero y durante siete días, las personas llevan a cabo una serie de rituales.
Entre ellos, la de bajar un niño caracterizado de ángel desde una de las torres de la iglesia de Santa María de los Reyes hasta el atrio.
Por otro lado, aclaró que la tradición no es organizada por la parroquia, sino por el comité de Fiestas Patronales de la comunidad.
El párroco del templo, Jovany Monroy ha manifestado estar en desacuerdo con esta práctica desde hace años. Ya que se pone en riesgo la vida de los niños que son caracterizados como ángeles.
La Arquidiócesis de Puebla instruyó al sacerdote a que, en colaboración con la dirección de Protección Civil del municipio sostengan una reunión con el comité organizador.
Con el objetivo de que a partir de ahora, realicen el descenso del ángel con una pieza de utilería. Y nunca más vuelvan a poner en riesgo la vida de un menor.
También hicieron un llamado a otras iglesias de su jurisdicción para evitar prácticas semejantes. Ya que es “prioridad salvaguardar la vida, la salud y la integridad de las personas, por encima de costumbres, tradiciones o iniciativas novedosas o vistosas”.
Bajan a niño vestido de ángel desde la torre de la iglesia de Huatlatlauca
El menor que bajó desde la torre de más de 10 metros de altura del templo de Santa María de los Reyes, usaba un disfraz de ángel.
En la plaza principal del municipio, se llevó a cabo la representación del nacimiento de Jesús. En compañía de actores vestidos de Reyes Magos y otros personajes bíblicos como José y María.
Con cuerdas y pequeñas tablas que controlaban la velocidad, descendieron al niño hasta el escenario donde se realizaba la obra.
Mientras que el pequeño, en caída diagonal, sin poder sostenerse de nada y asegurado solamente de la cadera, mantuvo una postura rígida para no recargar su peso hacia delante.