Autoridades municipales encontraron una tumba con restos humanos de más de mil 500 años de antigüedad en el municipio de San Juan Ixcaquixtla en Puebla.
El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) informó que la zona ya se encuentra a su resguardo. Un grupo de arqueólogos ya se encuentra investigando más sobre su origen.
Los expertos están realizando exploraciones y de acuerdo a los primeros reportes, es una tumba de tradición mixteco-zapoteca, que ha permanecido intacta por más de 1500 años.
En su interior, resguarda los ritos de culto que llevaban a cabo los ancestros que presumiblemente se pudo haber celebrado por un linaje de comerciantes-guerreros.
La tumba permaneció escondida por años en una de las calles del primer cuadro de San Juan Ixcaquixtla. Fue hace unos días cuando el ayuntamiento de Santiago Miranda de Aquino realizaba trabajos de mejora urbana cuando hallaron los vestigios.
Tras dar aviso al INAH de Puebla, la institución envió a un grupo de arqueólogos y antropólogos. Los especialistas ya se encuentran trabajando desde la última semana de septiembre.
El equipo se encuentra coordinado por el arqueólogo Alberto Diez-Barroso Repizo. El experto indicó que el pueblo de Ixcaquixtla se levantó sobre un impresionante sitio arqueológico.
Debido a que está sobre una loma que domina el valle, el mayor de los montículos o “teteles”, como suele llamarles la gente de la Mixteca Baja, se localizaba en lo que ahora es el centro de la cabecera municipal.
Y estos no han sido los únicos hallazgos durante contracciones y obras de infraestructura.
En abril de 2004, se encontró la primera tumba, la cual está formada por tres cámaras y una pintura mural extraordinaria.
En septiembre de 2013, se ubicó una más en la calle lateral al mercado municipal.
Con el ritual funerario que se encontró2, son tres los complejos hallados en el corazón de la comunidad.
Al no presentar alteraciones, será posible brindar más información sobre la parafernalia funeraria de este asentamiento prehispánico.
Hasta el momento se han identificado dos cámaras de 4 por 2 metros, que conforman un complejo funerario mayor.
En su interior, contenían tres entierros con los restos óseos de, al menos, 20 personas.
El equipo de investigación, integrado por la antropóloga física Dioselín García Díaz, los arqueólogos Alexis Daniel Rodríguez Olivarez y Gibrán Alejandro Martínez González.
Con el apoyo de Javier Fernando Rodríguez de la Rosa e Israel González Hernández, han ido recuperando los enterramientos y sus ofrendas asociadas.
También, 150 vasijas cerámicas, un hueso humano (posiblemente parte de una tibia) tallado y esgrafiado, un hacha votiva y tres yugos de tradición mesoamericana.
Los yugos son esculturas en forma de “U” que se asocian a hachas votivas. Éstas se documentaron en contextos mortuorios en regiones del totonacapan en la Sierra Norte de Puebla; la Costa del Golfo y la zona maya.
Diez-Barroso Repizo indicó que, al ver la decoración de las vajillas, se trata de una tumba del periodo Clásico mesoamericano entre los años 100 y 650 d. C. En ese entonces, para los entierros se creaban espacios para sumar los restos de múltiples individuos.
Al ser sepultados como parte de un mismo grupo, se deduce que formaban parte de algún linaje de comerciantes-guerreros.
Mientras tanto, la investigación finalizará una vez que se hayan explorado todas las cámaras de la tumba.
Este último descubrimiento se suma al hallazgo de un templo prehispánico en la cima del cerro de San Miguel, atractivo turístico del municipio de Atlixco.