Los altares monumentales de Huaquechula son reconocidos como una de las tradiciones más importantes de Puebla y una muestra de amor por la familia.
Los caminos de flores de cempasúchil abundan en las calles del centro del Huaquechula. Uno en particular lleva hasta el hogar de Martín Morales Pérez.
La familia montó su primer altar en honor a Don Benigno Morales Sarmiento este 1 de noviembre.
Su madre y sus hijos reciben a las personas entre cálidos saludos y lágrimas, pues aunque tienen que mostrar una sonrisa a los visitantes, el dolor de su ausencia sigue vigente.
La casa resuena con la música favorita de don Benigno. Llorando, su esposa se levanta y ayuda a avivar la llama del copal que inunda de incienso la habitación principal.
Ahí, todo parece hablar sobre el padre de siete que falleció a los 79 años a causa de una complicada enfermedad relacionada con la médula ósea.
Las botellas de tequila y whisky, cerveza, pan de dulce, cacahuates, fruta, guisados y hasta una bolsa de Cheetos abarcaron el primer piso de la “ofrenda nueva”.
El nombre hace referencia a todas aquellas personas que fallecieron después del 2 de noviembre del año pasado.
Una muestra de amor para Don Benigno
En las paredes, sus seres queridos escribieron un mensaje fuerte y claro para Don Benigno. El cual los visitantes que entran y salen de la casa lo admiran con mucho sentimiento.
Aunque no te lloré, me duele
Aunque no te hable, te pienso
Aunque no te busque, te extraño
Siempre te querré, papá”
Sus hijos y esposa añadieron como distintivo el color verde, blanco y dorado, ya que fue muy devoto de San Judas Tadeo.
La fotografía de Don Benigno se reflejó a través de un espejo en el primer nivel de la estructura piramidal que construyeron sus propios hijos.
Mi papá siempre es bienvenido y aquí lo esperamos con los brazos abiertos”, menciona Martín consternado, triste y consciente de que su padre no se encuentra a su lado.
Como dicta la tradición de las “ofrendas nuevas”, la familia ofrece una pequeña comida a quienes acuden a mostrar sus respetos.
Martin Morales y compañía repartieron mixiotes y arroz a todos los visitantes sin distinción. En el patio trasero, las personas podían sentarse en una mesa para probar el sazón de la cocina tradicional.
Ante el fuerte calor, regalaron agua de sabor que ayudó a muchos a continuar el recorrido. Con mucho cariño y esmero, las familias suelen ofrecer estos alimentos como una muestra de las tradiciones que mantienen unida a la comunidad.
Aunque no están obligados, los visitantes pueden mostrar su generosidad y empatía dejando cualquier tipo de apoyo económico. También llevando una veladora o cirio para colocarlo en la ofrenda y ayudar a alumbrar el camino de las almas.
Los altares monumentales de Huaquechula y el recuerdo después de la muerte
Este punto fue uno de los 43 altares monumentales de Huaquechula que se montaron este 2022. Los hogares abrieron sus puertas y cálidamente recibieron a los visitantes para compartir uno de los momentos más íntimos de la temporada.
El ritual se considera Patrimonio Cultural del Estado de Puebla. Cada año, la comunidad recibe la visita de miles de personas durante la temporada de Día de Muertos.
Con mucha devoción, decenas de habitantes del municipio enclavado en los Valles Centrales, le dan la bienvenida a sus muertos con una gran fiesta.
Más allá de ser una actividad turística, es un momento significativo y sensible que genera un mar de emociones entre los que sufrieron el dolor de una pérdida.
A través de las ofrendas, hijos, hijas, esposos, esposas, abuelos y abuelas reconocen la dualidad de la vida y la muerte. De manera física y espiritual, celebran la presencia de todos los que se adelantaron en el camino.
Como dicta la costumbre, las estructuras mezclan elementos prehispánicos y de la Semana Santa, una festividad relacionada con la fe católica.
Los altares pueden medir hasta 3 metros de altura
En ocasiones, las familias necesitan una habitación completa para instalar las ofrendas de hasta 3 metros de altura.
Llegan a tener entre 3 y 4 niveles que representan el reino terrenal, el cielo y la cúspide celestial. Ya sea tela o papel, las personas deciden qué materiales utilizar para levantar el altar.
Incluso pueden contratar los servicios de un experto en estas estructuras o crearlo ellos mismos, de acuerdo a sus posibilidades y presupuesto.
Los altares deben ser blancos en su totalidad si las personas fallecieron después del 2 de noviembre del año anterior a la fecha.
Doña Julia, su madre y hermanas recibieron a su padre, hermano y otros familiares desde el pasado 28 de octubre con un altar completamente blanco.
Su ofrenda fue decorada con detalles como estrellas y angelitos. Estas figuras representan los sentimientos y pensamientos de tristeza de las almas que partieron.
Menciona que en otras localidades cercanas, las personas suelen adornar la ofrenda con otros colores llamativos, dependiendo del gusto particular.
Los altares monumentales de Huaquechula se dedicaron a dos personas
Su padre y tía fallecieron este último año. Pero desde el 28 de octubre también recuerdan con cariño a su abuela que partió del mundo terrenal hace 30 años.
Otro de los elementos más distintivos en las ofrendas son los rosquetes elaborados por artesanos panaderos desde finales del mes de septiembre.
Fielmente y cada año, dedican oraciones y un pequeño rosario a sus muertos frente a las dádivas custodiadas por la Virgen de los Dolores.
Estas fechas hacen diferente el ambiente porque esperas a tu familiar por primera vez con gusto porque sabes que regresa a estar contigo, pero a la vez es triste porque es otra condición en la que los recibes”, compartió Julia.
Desafortunadamente, la comunidad de Huaquechula dedicó dos altares monumentales a dos personas que fueron víctimas de diversos accidentes.
Uno de ellos perdió la vida en Estados Unidos y su cuerpo lo retornaron a sus seres queridos en Puebla. Otro murió de deshidratación.
A lo largo y ancho del pequeño pueblo, los altares monumentales son una muestra del sincretismo y folclor mexicano que ha perdurado por décadas.
Para los habitantes de Huaquechula, son una expresión de amor que perdura en el mundo de los vivos y los acerca más a sus muertos.
Al recorrido de 2022 se sumó el ex-convento franciscano, ubicado frente a la plaza principal de la comunidad de origen indígena.
A todo esto se agreó que las calles de Huaquechula estaban decoradas con arcos llenos de flores de cempasúchil. En el zócalo de la ciudad colocaron catrinas y figuras de cartón, así como un corredor gastronómico y artesanal.