Los priistas se van y la dirigencia en negación
Aceptar que algo está sucediendo es el primer paso para poder remediarlo. Es algo que debería saber el dirigente estatal del PRI, Néstor Camarillo, para poder evitar que más militantes salgan corriendo. Los priistas se van y la dirigencia está en negación.
Este 12 de julio, el líder de la Confederación de Trabajadores de México (CTM), Leobardo Soto le levantó la mano a Julio Huerta como aspirante a la gubernatura al 2024. El priista abandonó su partido y claramente se fue a Morena.
Pero a muchos no nos sorprendió. Ya habíamos visto señales claras antes que solo Néstor Camarillo se negó a ver.
Primero, vimos a Leobardo Soto en la marcha que el entonces gobernador Miguel Barbosa organizó el 4 de diciembre para demostrar su poder político y de convocatoria.
Leobardo Soto estuvo muy sonriente marchando al lado de Julio Huerta y con las huestes de Morena.
También vimos al líder sindical el pasado 2 de julio en el evento en el que Huerta anunció su interés por ir a la gubernatura de Puebla.
No solo estuvo Leobardo Soto, también varios presidentes municipales del PRI. Entre ellos Pepe Márquez, de Zacatlán; y Lorenzo Rivera, de Chignahuapan.
Aun con ese evento como referencia, Camarillo seguía diciendo que no veía traición por parte de ninguno de ellos. Bueno, los retó a renunciar al partido si ya están apostados en otro proyecto.
Lo cierto es que a los priistas les vale lo que su partido pudiera hacerles, porque saben que nada pasarán. Si los expulsan, que no han expulsado ni a Javier López Zavala o a Mario Marín, tampoco les acongoja.
Estoy hablando ahora de los priistas que ya están con Julio Huerta. Pero no olvidemos a los que están con Nacho Mier, como Alberto Jiménez Merino o con Alejandro Armenta, como los Morales.
No olvidemos a Melquiades Morales en los eventos de los primos Mier.
La pregunta es ¿Por qué se van?
Bueno, la verdad es que ya muy pocos le ven futuro al tricolor.
Y, creo yo, tampoco ven a una dirigencia seria o incluyente. Desde que Camarillo, por ejemplo, nombró secretario de Organización a su exjefe de prensa.
No tengo nada contra él, solo lo uso como ejemplo de que ya no es lo que era.
Antes, en tiempos de bonaza, los priistas de renombre se arrebataban los cargos partidistas.
En fin, los priistas se siguen yendo y hasta que el partido lo acepte no habrá nada que hacer.
