La tarde de este sábado 18 de marzo, agentes ministeriales cumplieron una nueva detención contra Lili Bustillos por el delito de trata de personas en modalidad de explotación laboral.
Fuentes cercanas a Ambas Manos confirmaron que a María Hilda N., mejor conocida como Lili Bustillos la detuvieron nuevamente y en breve la presentarán con el juez de control.
Asimismo, se reveló que existen otras dos denuncias en contra de esta mujer que durante 30 años esclavizó y maltrató a mujeres indígenas.
Horas después, el REgistro Nacional de Detenciones (RND) confirmó que fue detenida en la calle Adolfo López Mateos de la colonia San Pedro de la capital poblana.
Esta es la segunda detención contra Lili Bustillos en menos de 10 días
El pasado 9 de marzo los agentes ministeriales la detuvieron en el estacionamiento del Instituto Oriente.
Por lo anterior, su abogado argumentó que fue ilegal su detención debido a que se cumplió dentro de una propiedad privada. Además, señaló que los videos difundidos en redes sociales y medios de comunicación atentaron contra la integridad de su cliente.
Fue el 11 de marzo cuando en audiencia la Juez Lizeth Fuentes la dejó en libertad.
Nueve días después volvió a cumplirse la orden de aprehensión contra quien fuera Reina de Belleza de Puebla en 1991.
A penas el pasado jueves 16 de marzo, Gilberto Higuera Bernal, titular de la Fiscalía General del Estado de Puebla (FGE), informó que la orden de aprehensión contra Lili N. seguía vigente tras reportarse prófuga. De igual forma, reveló que no había salido del país por lo que confiaba en su pronta detención.
En conferencia de prensa también dijo que se llevaron una gran sorpresa al descubrir que el abogado de esta mujer es la misma persona que sus agentes ministeriales detuvieron tiempo atrás por robo.
Liliana le prohibió a la víctima hablar con los vecinos y sólo tenía 5 minutos para barrer afuera
El nombre real de Lili Bustillos es María Hilda N. y Ambas Manos logró platicar con una de sus víctimas.
En el relato, la víctima de Lili Bustillos, contó que durante cinco meses no recibió un solo peso, no descansó y tampoco pudo ver a su familia. Le prohibió hablar con vecinos, le decomisó su celular y entre sus múltiples actividades estaba darle masaje en la espalda y pies.
Se escapó cuando el hijo menor de Hilda, que en aquel entonces tenía aproximadamente seis años, le dijo que su mamá le pegaba a las otras muchachas. La joven huyó gracias a los consejos que le dio una señora que atendía una tortillería que estaba cerca de la casa donde trabajaba.