Por casi una década, Dominique Pélicot permitió violaciones multitudinarias contra su esposa Gisèle Pélicot en Francia; 5o hombres enfrentan a la justicia por este crimen.
Este terrible caso sucedió en en Aviñón, una pequeña ciudad al sureste de Francia, donde Dominique Pélicot grabó y fotografió los abusos contra su esposa Gisèle Pélicot.
El lunes 2 de septiembre el Tribunal de lo Criminal de Vaucluse inició el juicio contra Dominique Pélicot y 51 hombres que cometieron las violaciones contra Gisèle Pélicot en Francia.
Los responsables de las violaciones contra Gisèle Pélicot tienen entre los 26 y los 74 años. Además desempeñan diversas ocupaciones desde obreros, camioneros, también hay un periodista, un enfermero y hasta un guardia de prisiones.
Dominique Pélicot, de 71 años, se presentó ante el tribunal junto con otros 50 hombres, todos acusados de participar en las violaciones sistemáticas de Gisèle Pélicot.
La mujer ahora de 72 años durante casi una década fue drogada y ofrecida a decenas de desconocidos para que la violaran mientras permanecía inconsciente en su propio hogar.
Caso Dominique Pélicot y Gisèle Pélicot conmociona a Francia
Desacuerdo con AFP y otros medios internacionales, durante nueve años, Dominique Pélicot drogó repetidamente a su esposa con ansiolíticos como Temesta y Zolpidem, dejándola en un estado de inconsciencia profunda.
Después de drogarla, Dominique Pélicot permitía que desconocidos violaran a su esposa mientras él grababa y fotografía los terribles hechos.
Gisèle no estaba enterada de los abusos, pues no guardaba ningún recuerdo de las agresiones. Todo salió al descubierto 2020.
En septiembre de 2020, un guardia de seguridad en un centro comercial de Carpentras, en el sur de Francia, sorprendió a Dominique Pelicot mientras intentaba grabar por debajo de las faldas de varias mujeres.
Tras esta detención lo que la policía encontró en sus dispositivos electrónicos -revela la agencia de noticias francesa AFP,- desató una investigación que conmocionó a Francia.
Las imágenes mostraban a su esposa, Gisèle, en un estado de completa inconsciencia, a menudo en posición fetal, mientras desconocidos la agredían sexualmente.
Dominique catalogó cada archivo con fechas, nombres o apodos, y títulos pornográficos, transformando su hogar en una prisión de la que Gisele no tenía conocimiento.
Me da asco, me siento sucia, mancillada, traicionada. Es un tsunami, es como si me hubiera atropellado un tren de alta velocidad”, contó la mujer a la agencia AFP.