¿Cómo cuidamos de las personas de la tercera edad?
Actualmente, en el mundo existen 900 millones de personas mayores a 60 años, de los cuales 15 millones están en México. Estas cantidades son el reflejo de una realidad sobre la humanidad, la cual muestra un proceso de desarrollo humano natural. Sin embargo, poco se ha reflexionado sobre este tema de gran relevancia para los países y para la humanidad como tal. El contexto de los adultos mayores en México es un tema que mira fijamente a la sociedad para preguntar: ¿Qué va a pasar con los adultos mayores en nuestro país?
La desigualdad e inequidad para este sector poblacional es un factor latente y del cual, poco se toma consciencia sobre las implicaciones que tiene. Socialmente, existe un discurso oculto, donde se sabe que no todos los adultos mayores tienen pensión económica, apoyo para labores diarias o para realizar movimientos, en otras palabras, para ser independientes, siendo estos aspectos algunas de las condiciones que enfrentan.
Los adultos mayores, representan el futuro de una sociedad, son el reflejo de la atención y cuidado que ponen las civilizaciones en cuanto al valor de las personas y de su vida. Indudablemente, la vejez es un tiempo de vida de un ser humano, y las necesidades que se tienen son diferentes en contra posición a otros momentos de desarrollo, no obstante, formará parte del presente de muchas personas en algunos años. La atención y educación acerca del cuidado de los adultos mayores en México, requiere de una toma de acciones y decisiones de la sociedad para contribuir en el bienestar social de ellos y de todos. La intención de dialogar y reflexionar sobre este tema es reconocer el factor de incidencia que la sociedad en general tiene para promover un contexto preparado, dispuesto y equitativo a las necesidades de todos.
Primeramente, es importante identificar la relevancia y lo significativo que es el cuidado de la persona. La atención, es una forma de estar en el presente para construir un porvenir, es reconocer lo que se tiene y también lo que falta, es disponer lo que puedo dar para mejorar el contexto. De manera inmediata, si nos preguntamos ¿A quién cuidamos? y más aún ¿Cómo los cuidamos?, podríamos pensar en nuestras personas más cercanas, tal vez a las que vemos más, con las que convivimos diariamente. Cuidar, es un diálogo imperceptible pero reconocible, el cual se puede describir como: sutil, cálido y sobre todo; humano.
La relación que surge con el cuidado es un impulso que nos lleva a hacer esas pequeñas o grandes obras de manera desinteresada, ya que nacen y surgen desde la empatía. Este motor, es justamente el que puede incentivar a generar micro y macro acciones para que todos los días se sumen más ideas, deseos y proyectos que permitan demostrar el valor que la sociedad tiene por las personas mayores. Reconocerles sinceramente, es una forma de contribuir a que perciban un ambiente en el que se incluyen, integrados y, sobre todo, vistos.
La forma de llevar a cabo estas incidencias tiene una gran riqueza, ya que reposa en la diversidad del contexto que vivimos, y desde los cuales sabemos identificar las necesidades y aspectos que pueden contribuir a esta intención. Una propuesta para identificarla podría ser preguntarnos ¿Qué me gustaría que hicieran por mi cuando sea un adulto mayor? De esta manera, la sensibilidad y sentido de cooperación llevarán a la generación de espacios tangibles e intangibles que busquen el bien común.
Concluyo, reconociendo que esta última sugerencia es solo un inicio, una forma de agitar el corazón para mirar a los adultos mayores desde otra perspectiva. Permitirnos pensar y sentir desde el interior, es una manera de responder con consciencia y responsabilidad. El futuro que construyamos como sociedad depende directamente de las resoluciones que demos para mejorar el bienestar de todos y todas.
La autora es académica de la Universidad Iberoamericana Puebla.
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