El morenovallismo, con Sergio Salomón
El morenovallismo, con Sergio Salomón Céspedes. El senador, Roberto Moya Clemente fue el operador más importante del morenovallismo, mano derecha del exgobernador Rafael Moreno Valle, el encargado de “los dineros”, como se dice en el argot.
Como suplente de Rafael Moreno Valle, tras su muerte, tomó su escaño en el Senado, un sitio que el exmandatario ocupó apenas unos días.
Con la llegada del Miguel Barbosa al poder, Moya fue lo suficientemente inteligente para hacerse invisible. Se podría decir que negoció su impunidad y, a cambio, se mantuvo con un bajo perfil, en términos mediáticos. Hoy, a veces, olvidamos que aún es senador.
Hoy, a casi seis años de la muerte de Moreno Valle, con bastantes más canas, reapareció en la política poblana Roberto Moya.
El senador se reunió con el gobernador de Puebla, el morenista, Sergio Salomón Céspedes en su oficina en el Centro Integral de Servicios, en la zona de Angelópolis.
La fotografía del encuentro fue posteada por el mandatario estatal a través de su cuenta de X. Causó un poco más de impacto que la reunión que el 2 de mayo el mandatario celebró con el exalcalde, también morenovallista, Luis Banck.
Tanto Banck como Moya desaparecieron de la escena pública después del accidente de la exgobernadora, Martha Erika Alonso y el senador Rafael Moreno Valle.
No regresaron para apoyar a Acción Nacional, como era de esperarse, en el proceso electoral. Y bueno, no lo hicieron porque ya nadie de los que ahora manejan el PAN pertenecen a su grupo, a excepción de los Riestra.
Pero aparecen al lado del mandatario morenista.
Hasta donde tengo entendido, ambos encuentros fueron solo de cordialidad. Esto luego de que los dos estuvieran en la mira del barbosismo.
Fue un mensaje de que la administración actual está, digámoslo así, en paz con ellos.
Pero también se convierte en un mensaje para la oposición. El mensaje de que los operadores más pesados del morenovallismo no vinieron a apoyarlos en la elección.
Dudo que ambos vayan a operar para los intereses de Sergio Salomón, pero la duda mata.